jueves, 5 de abril de 2012

querer es poder.

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Todo el mundo tiene una vida, y yo quiero que la tengan.
 
 
Pero no puedo evitarlo.
Cada vez que noto que todo se queda en palabras; que los gestos no acompañanan; que no están dispuestos a hacer nada por mí o muy poco...no puedo evitarlo, me siento herida.
 
 
Cualquier cosa me decepciona, porque las expectativas están muy altas.
Nada sin reprocidad, por supuesto.
Yo me entrego en cuerpo y alma, necesitando mucho espacio para mí misma también.
Y creo que es absolutamente compatible.
 
 
 
Lo único que marca la diferencia es aquello de: "querer es poder".
No veo imposibles en casi nada.
Sigo siendo así de ingénua.
 
 
 
Mi sentido del Romanticismo es genuino, bien entendido.
Me decepciona todo el mundo constantemente, de ahí mi tristeza latente.
Ya sé que hay que ser muy inocente para creer que en el ámbito laboral se pueden tener amigos...pero yo lo creo...
La gente ve y vive en términos de dinero, recompensa o mérito. Nada más.
 
 
No soy nadie.
Para pedir algo, menos.
Para esperarlo, menos.



Pero no me habléis entonces nadie de abrazos, mucho menos de besos, o relaciones...porque ya, lo básico, la entrega, el molestarse, no lo tenéis.
 
 
Por eso, con suerte, podremos ser un buen equipo creativo.
Pero nada más.
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